Via: APA Prensa Alteña

Don Teddy abordo de su bicicleta bien equipada, va colocando buzones en el ato.

Superando la imaginación de los jóvenes y adolescentes, don Teddy de 71 años se abre paso ante el coronavirus, a bordo de su bicicleta convertido en un completo taller; ofrece a la venta de buzones metálicos que incluye el colocado a domicilio.

Enfundado en su pulcro overol, con una sonrisa franca y amable que se divisa tras el barbijo, Teodocio Echevarría nacido en Santiago de Machaca el día del mar, hoy comenzó su jornada de trabajo recorriendo la avenida Julio Cesar Valdez hasta llegar a inmediaciones de la Urbanización Kiswaras.

Don Teddy equipó su bicicleta con un inflador de llantas, en la parte trasera esta todo un taller equipado que incluye herramientas, enchufes y cables. En la parte delantera en una parrilla está el muestrario de buzones en sus diferentes colores. Amablemente, él da el número 73705972 para que lo llamen, los que requieren de su eficiente servicio.

No olvido los elementos de bioseguridad que exigen los tiempos del coronavirus, sus guantes y su alcohol desinfectante que de rato a rato, aplica a sus manos y sobre su barbijo. “Yo me cuido, Dios dice cuídense que yo les cuidare. No le pido riquezas le pido salud”, aconsejó.

Superando las nuevas tendencias de mercadeo, en sus primeros quince días de trabajo, Teddy da gracias a Dios porque le fue bien. “He puesto diez buzones en este tiempo. Mi hijo es el que hace estos buzones, yo le he dicho te lo venderé porque es un amor de gente. Yo le admiro por las cosas que hace. La gente me pregunta cuál es el secreto para tener un hijo tan bueno”, sostuvo complacido.

A criterio suyo, siempre hubo trabajo para los que quieren trabajar y no se rinden de hacer y deshacer hasta que todo salga bien. “El trabajo que yo hago nadie lo hace, pero me ha costado pensar muchos días. Para sujetar mi taller sobre la bicicleta le puse ganchos. Debemos creer en Dios, su palabra dice, pide que se os dará”, aseguró.

Los trotes alrededor del patio de su casa por la mañana, una rutina de inhalaciones y exhalaciones, y alabanzas al dueño y señor de su vida al compás de su guitarra; dan comienzo a su batalla en esta vida, que ha decidido enfrentar por el momento al coronavirus montado en una bicicleta que lo lleva donde requieren de su servicio.