Extracto libro: CUENTOS MITOS Y LEYENDAS – PROVINCIA GERMÁN BUSCH

Una historia desarrollada hacia 1980 a 1990, en aquel entonces el viaje de Puerto Suárez a Santa Cruz duraba cinco meses, en el carretón tirado por seis o siete bueyes. Cierto día, un fraile cuyo nombre se perdió en el tiempo, debió venir hacia Puerto Suárez, punto clave de la frontera con el Brasil.

Una caravana de carretones venía de Santa Cruz hacia Puerto, se dirigía al Bananal (ahora conocido como ZOFRAMAQ) nombrado así por la naciente de la quebrada que allí había.

A la mitad del viaje, el fraile le pide a la caravana detenerse para que los bueyes pastoreen en lo que se conoce como El Tumbador Grande. Más allá de El Tumbador uno de la caravana
le dice al fraile que quería ver la catarata que allí reposa. El fraile, aceptó y cuando llegaron a la catarata se quedó asombrado por su belleza; la catarata tenía la forma de un plato, con aguas cristalinas.

El fraile delante de esa belleza, quedó sorprendido por su hermosa naturalidad y la bautizó con el nombre de Catarata de Santa Tecla.