Leyenda Wari y los Urus
Leyenda Wari y los Urus

La Leyenda de Wari y los Urus

La Leyenda de Wari y los Urus.- En las páginas de la obra «Chiwanwayus y Achankaras» de Terán Erquicia Vicente, un escritor potosino, se esconde una leyenda ancestral que resuena en los ecos de la mitología andina. Nos transporta a un tiempo en que los dioses y los hombres compartían el mismo suelo, y donde las sombras del mal podían ser disipadas por la luz de la virtud.

La Llegada de la Ñusta: La Luz que Desafió la Oscuridad de Wari

Wari, un semidiós de las antiguas narraciones, dormía profundamente hasta que un día, en su letargo, descubrió que los hombres del pueblo Uru-Uru rendían culto a Pachacamaj, representado por Inti, el dios sol. Enfurecido, Wari despertó y desató su corrupción sobre el pueblo, sumiéndolos en tinieblas y maldad. La desesperación envolvía a los urus, hasta que un día, una enigmática ñusta, de belleza deslumbrante y origen desconocido, se presentó ante ellos. Con palabras llenas de sabiduría, les enseñó a discernir entre el bien y el mal, y con su luz pura, limpió las mentes de los urus, disipando las sombras como si el sol hubiera vuelto a nacer.

Wari, burlado y colérico, buscó vengarse enviando plagas destructoras. La primera fue una serpiente monstruosa que desde el sur se arrastraba para devorar a los urus. Sin embargo, la valiente ñusta, vestida de blanco y empuñando una espada resplandeciente, enfrentó a la serpiente y la dividió en dos, convirtiéndola en rocas inertes.

La Leyenda de Wari y los Urus, La Ñusta y las Plagas de Wari: Batallas Legendarias

No dispuesto a rendirse, Wari envió una segunda plaga desde el norte: un gigantesco sapo con una boca capaz de devorar a los pobladores. Pero nuevamente, la ñusta surgió de entre las colinas, girando una honda con una precisión mortal. La piedra lanzada impactó al sapo en su boca, transformándolo instantáneamente en piedra.

Desde el este, Wari desató una tercera plaga, un gran lagarto que con su cola azotaba los montes. La ñusta, cerca de Cala Cala, enfrentó al monstruo con agilidad y destreza, separando la cabeza del cuerpo. La sangre del lagarto formó una laguna y su cuerpo se petrificó en los cerros.

La Virgen del Socavón y la Protección Eterna de Oruro

Finalmente, Wari lanzó su última plaga: millones de hormigas que emergieron de la boca del lagarto muerto y se esparcieron con el viento cerca del río Tagarete. La ñusta, impertérrita, hizo girar su honda una vez más y, con su golpe certero, convirtió el hormiguero en arena. Luego, clavó un madero en forma de cruz en la cabeza del lagarto, sellando la derrota definitiva de Wari.

Ahora bien, nos falta decir quién fue la heroína que salvó a Oruro de las cuatro plagas enviadas por Wari. Esa hermosa ñusta, se dice que fue la Virgen del Socavón y que volvió a aparecer cuando los conquistadores habían llegado. Desde entonces es la Patrona de las armas de la ciudad de Oruro, guardiana y protectora de aquel pueblo…”.