Está situado dentro del hospital. Son habitaciones pesadas. Al entrar se siente mucho el frio, como si alguien atravesara por el cuerpo, provocando escalos fríos, y otros síntomas inexplicables. Sus habitaciones están ordenadas con las camas en forma de “L”,
haciendo parecer un laberinto. Cada mesa cuenta con una jarra y un vaso individual. Algunas personas fueron olvidadas por sus familiares, por esta causa, se erigieron algunas viviendas
denominadas como la casa de locos.
Extracto de libro: Leyendas y misterios de Pulacayo
La casa de locos de Pulacayo
Cuentas que los trabajadores se volvían locos porque cuando trabajaban en la mina se encontraban con el famoso tío de la mina, de aspecto endiablado, con su cuerpo quemado, con el rostro desfigurado, uñas largas, y el pelo recubriendo su rostro, con piernas
desfiguradas, armando de una flecha, y los ojos sangrientos. Todo aquel que miraba sus ojos, perdían la razón, provocando la locura. Cuentan que a otras personas, los llevaba al fondo de la bocamina, y solo desaparecían en medio de la oscuridad. Otros, en cambio, salían
de la mina directamente al manicomio, provocando que el personal de servicio y enfermeras les amarren los brazos y piernas dejando, marcas en las muñecas y tobillos, por el excesivo esfuerzo que hacían en su afán de liberarse inútilmente.
En el barrio 31 de octubre se encuentra ubicada la denominada casa de locos, lugar donde llevaban a las personas que tenían trastorno mental, la mayoría eran trabajadores mineros, que perdieron el control mental por los golpes provocados en la mina, y por encontrase
con el tío, o por el mal aire que los dejada inconscientes.
El psicópata enfermo metal
Algunos locos querían matar a su familia. Cuentan de un joven psicópata, trastornado mental, mato cruelmente a su esposa e hija en su casa, dejando el lugar lleno de sangre. La gente no se dio cuenta de lo ocurrido; los cuerpos sin vida estaban en la vivienda por varios
días, por lo que empezaron a descomponerse. El olor provocó la atención de los vecinos, descubriendo aquella atrocidad, es cuando pidieron justicia. Decidieron velar vivo al asesino, en el teatro. La gente llevaba velas y hasta se ponían a masticar coca. El joven estaba
amarrado de pies y manos, él lloraba constantemente. Fue fusilado.
Algunas personas expresaron su pena, otros, solo decían que se lo merecía.
Las cosas están en los mismos lugares las camas destendidas, sus vasos de agua intactas, todo está en su lugar y hasta las herramientas quirúrgicas, por la parte del pasillo es igual pesado por los arboles es como si los niños estuvieran jugando con pelotas, escondidas,
volando por los aires estos niños se ríen alegremente y no se hacen ver con nadie tal vez por miedo a seguir siendo maltratados.