LA CATARATA DE SANTA TECLA
LA CATARATA DE SANTA TECLA

La Leyenda de la Catarata de Santa Tecla

La Leyenda de la Catarata de Santa Tecla, En los años 1980 y 1990, el viaje desde Puerto Suárez hasta Santa Cruz (Bolivia) era una travesía que tomaba cinco meses en un carretón tirado por seis o siete bueyes. En aquel entonces, Puerto Suárez era un punto crucial en la frontera con Brasil, y fue en ese contexto que ocurrió esta historia.

Un día, un fraile cuyo nombre se ha perdido en el tiempo, debió emprender un viaje hacia Puerto Suárez. Mientras tanto, una caravana de carretones se dirigía desde Santa Cruz hacia Puerto, con destino al Bananal (ahora conocido como ZOFRAMAQ), nombrado así por la naciente de la quebrada que había en esa zona.

Durante la travesía, a la mitad del camino, el fraile solicitó a la caravana detenerse para que los bueyes pudieran pastorear en un lugar conocido como El Tumbador Grande. Fue entonces cuando uno de los miembros de la caravana expresó su deseo de ver la catarata que se encontraba cerca. El fraile, intrigado, aceptó la propuesta y juntos se dirigieron hacia la catarata.

Al llegar, el fraile quedó asombrado por la belleza natural de la catarata. Esta tenía la forma de un plato y sus aguas eran cristalinas, creando un espectáculo visual impresionante. Maravillado por lo que veía, el fraile decidió bautizarla con el nombre de Catarata de Santa Tecra, en honor a la santa y como testimonio de la belleza que había presenciado.

Desde entonces, la Catarata de Santa Tecla ha sido un punto de interés y admiración para aquellos que se aventuran en la ruta entre Puerto Suárez y Santa Cruz, recordando la historia de cómo un fraile, en medio de un viaje histórico, descubrió y bautizó esta maravilla natural.

Extracto libro: CUENTOS MITOS Y LEYENDAS – PROVINCIA GERMÁN BUSCH