Extracto libro: CUENTOS Y LEYENDAS COMARAPA
Cuenta la leyenda que en el pueblito de Pulquina Abajo, habitó una familia pudiente, dueña de casi todas las tierras cultivables de la zona.
Una tarde muy soleada, llegó al pueblo un joven muy rico de Argentina a visitar a sus padres y hermano que vivían en Pulquina. El joven había estudiado en el exterior y al culminar sus estudios después de muchos años, regresó donde su familia.
Al día siguiente, el joven fue a la plaza y se dirigió hacia una parte apartada del pueblo, dejándose atraer por el paisaje cubierto de cactus. Admirado por la belleza de los alrededores, llegó a un gran y admirable caraparí.
Al contemplar el grandioso árbol, sus ojos ven junto a la sombra del caraparí, a una señorita muy bonita, humilde y pobre. Al verla, quedó asombrado por la belleza de la muchacha, enamorándose desde el primer momento. La joven también se quedó quieta sin poder dar ni siquiera un paso, tan solo contemplándose mutuamente.
Por la tarde, el joven decide nuevamente emprender una caminata por los mismos lugares de la mañana y volver a encontrar a la hermosa joven junto al caraparí. Después de contemplar su belleza, humildad y su conquistadora mirada, se arma de valor y le pide que sea su novia. La joven queda sin palabras, solo mirándole a los ojos hace un movimiento con la cabeza
de aceptación.
El único testigo del nacimiento de este amor, entre el joven Luis Fernando, de ojos verdes, todo gringuito y bien vestido y la señorita Valeria, bella de rostro, blanquita, de hermoso cabello negro, tierna mirada, sencilla y de buenos modales, fue el gran caraparí.
El amor entre ellos crecía cada día más, lo que llevó a Luis a presentarse con sus respectivas familias, para hacer el pedido de mano y contraer matrimonio.
El casamiento se dio en una mañana hermosa y radiante en el lugar que se conocieron. De su matrimonio nació una niña que llamaron Belén.
Tiempo después, Valeria de repente se empezó a sentir mal, su esposo la llevó al centro de salud más cercano, en el cual le dijeron que tenía una enfermedad terminal.
Pasaron días, semanas, meses… pero su salud empeoraba. Mientras Valeria parecía desmejorar con el avance de su enfermedad, el caraparí poco a poco se secaba. Una tarde, sucedió lo inevitable y con su salud bastante deteriorada, Valeria murió. Y el caraparí que
había visto nacer su amor por Luis, también se secó completamente.
Luis Fernando sepultó a su amada esposa al lado del gran caraparí ya seco, lugar donde se conocieron y unieron sus vidas.
Junto a su hijita Belén, visitaba la tumba llevándole flores todas las tardes. En una de sus visitas, con asombro notaron que en la tumba empezó a nacer un carapari hermoso y verdecito.
Al pasar los meses y años, el caraparí creció hermoso y enérgico, Belén desde que vio aquel caraparí lo relacionó con su madre, indicando que era como su madre grande, hermosa y fuerte como el caraparí.