Extracto del libro: CUENTOS MITOS Y LEYENDAS Provincia Obispo Santistevan

Cuenta la historia que en el pueblo de Saavedra vivía una familia muy humilde, la cual decidió irse a vivir más adentro de una comunidad llamada “12 de Octubre”. Dicha familia estaba conformada por doña Jacinta la mamá, Don Federico el papá, José el hijito menor y Juan el hijo mayor.

Ellos vivían muy felices y tranquilos, pero como en todo lugar no faltaban las maldiciones que están prestas asechando a los más débiles.

Cierta mañana Don Federico se había ido a su chaco; mientras Doña Jacinta se había quedado haciendo cuñapé y pan de arroz para el desayuno, de pronto ve a su hijo pequeño desmayado en la puerta del baño, ella corrió rápidamente y lo auxilió. Llegada la noche cuenta lo sucedido a su esposo, él no le dio importancia, el niño muy asustado, antes de dormir le contó a su mamá que siempre veía a un niño vestido de blanco con una cachucha
negra que cubría su rostro y que siempre le decía que lo iba a matar y le sacaría su cara.

Una de las tantas noches, todos se habían echado a dormir porque tuvieron un día muy agotador, todos dormían pesado, cuando de pronto oyeron un grito y rápidamente salieron…
Haber, dijo Don Federico: ¿Dónde está José? Y todos empezaron a buscarlo, pero lamentablemente Jacinta vio a su pequeño tirado en el suelo bañado de sangre y sin rostro… ella con mucho dolor gritaba: ¡No, no, no! ¡Mi hijo no Dios mío!

Pasaron los meses y Jacinta aún recordaba aquella trágica perdida, una tardecita ella estaba descansando en su hamaca en medio de dos árboles de Mango, cuando de repente ve salir a
un niño del monte vestido de blanco, se fue acercando poco a poco, grande fue su sorpresa al mirar al niño que tenía el rostro de su pequeño José.

Ella muy contenta conversó con él pensando que era su hijo; pero él, le dijo que era EL DUENDE privilegiado con una cara nueva y hermosa, luego de pronto desapareció…

Fue así que su hijito se convirtió en la leyenda más conocida: EL DUENDE, pero la historia de esta familia no termina aquí, aún continúa…

Don Federico y Doña Jacinta decidieron volver a vivir al centro del pueblo de Saavedra junto a su hijo Juan; ellos planearon unir sus vidas ante Dios, es decir, casarse, llegado el día esperado, la boda de Jacinta quien se fue a la iglesia a esperar a su amado. Mientras tanto, el flamante novio se dirigía a la iglesia en su auto, cuando miró por el retrovisor y ve en el asiento un niño vestido de blanco, se asustó mucho soltó la dirección y chocó, dicho
accidente le ocasionó la muerte; es decir, el duende lo mató.

Minutos después la trágica noticia llegó a oídos de Jacinta, ella rompió en llanto, no podía creer que su amado había muerto.

Jacinta no pudiendo soportar otra perdida, decidió vestirse de negro por completo y juró nunca sacarse el luto, ella paraba encerrada y permaneció así por mucho tiempo, pero el dolor y sufrimiento acabaron con ella. Desde su fallecimiento su alma transita por las calles del pueblo con un fuerte llanto diciendo: ¡porqué, porqué, porqué! Desde aquel entonces es conocida como LA VIUDITA. Pero, aún falta conocer la suerte de un integrante de esa familia, Juan.

Juan se convirtió en un jóven mariachi que le encantaba salir con su guitarra a dar serenatas; él se había enamorado de una hermosa señorita saavedreña llamada Luisa, pero el padre de la jovencita el señor Rómulo no quería ni un poquingo a Juan.

Don Rómulo conocido como Tatusi era un brujo muy conocido en el pueblo, él planeaba deshacerse del jóven pretendiente.

Una noche Juan se dirigía a su casa luego de haberle dado serenata a su amada, tomó el camino más oscuro, ya que solía decir que él era muy corajudo, durante el camino el presentía que alguien lo perseguía, el volcaba cada rato pero no era nadie; llegando a un puente ve a una señora vestida de negro llorando, él se acerca y le pregunta por qué lloraba, grande fue el susto cuando la mujer lo miró y le dijo: ¡solo faltas tu hijo mío!

Aquella mujer era su madre LA VIUDITA Juan corrió y se subió a un árbol de naranjo y empezó a tirarle frutos a la viudita, mientras que Don Rómulo empezaba con su hechizo para convertirlo en un pájaro; de pronto Juan sintió algo muy raro en su cuerpo, cayo del árbol, sus ojos se brotaron y le empezaron a salir plumas blancas y plomas en los brazos, él quiso gritar pero aquel grito se convirtió en un canto muy agudo, tenebroso y solitario.

Ese pájaro hoy en día es conocido como EL GUAJOJÓ Aunque pasen años, décadas y siglos, esta familia seguirá junta… claro que cada uno con sus VERDADERAS LEYENDAS
que hoy siempre serán recordadas por nuestro querido pueblo saavedreño.