El padrinazgo es una forma en cubierta de trata de personas
Trata de personas en Bolivia, el padrinazgo es una práctica cultural aceptada en la sociedad, sin embargo, de acuerdo con un análisis realizado por el Observatorio de Trata de Personas, de-pendiente del Centro de Capacitación y Servicio para la Mujer (Cecasem), es una forma de tráfico de personas encubierta.
«En las comunidades rurales, al padrino se lo ve como un guía para el ahijado, quien promete hacerlo estudiar y tratarlo como un hijo, pero bajo el pretexto de enseñarle un oficio, lo hace trabajar sin una remuneración y sin horario» dijo Jesica Velarde, responsable del área de género y derechos humanos del Cecasem.
El «bienhechor» llega como un migrante exitoso al afirmar que en la comunidad sólo hay miseria y pobreza, ofrece lo mejor para el ahijado, pintando a los padres un mundo de posibilidades y logrando de esta manera la tutela. «Los padres, pensando en el futuro de sus hijos, los dejan ir. Hemos visto casos donde el ‘benefactor’ para pagar sus deudas regaló al ahijado para que trabaje por su cuenta» señaló.
Explotación y Trata de Menores una Práctica Encubierta en Bolivia
Explotación. En el 90 porciento de los casos, los padrinos utilizan a sus protegidos para beneficiarse económicamente. «No se dan cuenta que son tratantes y justifican esta actitud indicando que ellos le dan comida y cobijo, que no le falta nada y que incluso les enseñan un oficio» dijo Velarde y añadió que todo esto tiene matices de explotación porque el menor no puede dejar la vivienda del «protector» el momento que desee y tiene que continuar trabajando. «Condenamos que se utilice esta práctica cultural para captar menores y hacerlos trabajar gratis. El Estado debe sancionar esta práctica encubierta de trata de menores como algo tradicional» sostuvo. Velarde afirmó que los progenitores del apadrinado tienen que estar constamente pendientes de la forma en que el tutor lo trata.
«Al ser una guía para el menor, el ‘protector’ tiene que tratarlo como a un hijo, darle las mismas condiciones de vida que a sus hijos y no hacerlo trabajar para su beneficio personal» manifestó. La trata de personas es una transgresión internacional, pero en Bolivia -por sus características culturales se da con mucha facilidad, sobre todo por la falta de control en las diferentes fronteras del territorio y en las terminales terrestres. De acuerdo con los datos proporcionados por el Observatorio de Trata de Personas, la falta de una norma que defienda los derechos de las víctimas y de sus familiares y que no sólo sea sancionadora, permite que este delito aumente.
Velarde declaró que, pese al trabajo que realiza la División de Trata y Tráfico de la Felcc y del apoyo del Cecasem en investigaciones, no se conocen sentencias en contra de los autores de la trata y tráfico. «Cualquiera puede hacer una denuncia, la Fiscalía recibe la denuncia, pero para probar los delitos hay muchas falencias en el sistema penal» manifestó. Según la entrevistada, la Ley 3325, aprobada el 2006, tiene muchos vacíos legales.
«Por esto impulsamos una ley integral, que está siendo analizada en la Asamblea Legislativa. Tenemos que tener un respaldo legal que permita acabar con este delito. Esta nueva norma integral tiene el apoyo de instituciones estatales, por lo que esperamos sea promulgada por el Presidente hasta agosto» indicó.
Trata de niños en la frontera
El defensor del Pueblo, Rolando Villena, afirmó que en la frontera con Perú operan redes de trata y tráfico de personas. Villena informó que estas redes organizadas ofrecen trabajo como anzuelo para captar a niños, niñas, adolescentes e incluso adultos, para luego ser explotados en lenocinios de algunos centros mineros.
De acuerdo con Waldo Albarracín, ex defensor del Pueblo, el tráfico de personas es la actividad más lucrativa del mundo, después del narcotráfico y la venta de armas. Además, añadió que el Estado no hace nada por resolver el problema del control en las fronteras y las redes de trata siguen operando.
EN BOLIVIA NO EXISTE CONTROL EN LA SALIDA DE MENORES AL EXTERIOR
De acuerdo con el estudio presentado por el Observatorio de Trata de Personas, el control en las terminales terrestres y puestos fronterizos de la salida de niños al exterior es intangible.
Jesica Velarde sostuvo que no se puede saber con exactitud la cantidad de menores de edad que salen del país. «La Policía no pide el permiso emitido por un juez y con el consentimiento de ambos padres», dijo.
Tal es el caso del Desaguadero, frontera con el Perú. «Los días de feria, martes y viernes, no hay ningún control por parte de las autoridades municipales del lugar y menos por la Policía, por lo tanto, no hay un dato estadístico de cuántos menores pasan por ese punto fronterizo», explicó la experta.
Pero ese trabajo de control tampoco se realiza en las terminales de buses.
«En La Paz, el municipio cobra a todos los pasajeros el uso de la terminal, pero no verifica la documentación de los menores que hay en el bus», señaló.