Extracto de libro: Leyendas y misterios de Pulacayo

En el pueblo minero de Pulacayo, un padre de familia que trabajaba en la mina, cierto día, fue convocado por el supervisor a que se hiciera presente en su oficina.

Una vez allí, el supervisor le comunicó el cambio de cargo como Sereno en interior mina, debido a los grandes robos de minerales y de implementos de trabajo, ocurridos en esos años.

Se dispuso su horario de serenaría, tres veces al día (3 am., 11 am., 19 pm). Fue a su casa a decirle a su esposa, sobre su nuevo puesto de trabajo. La esposa, no tan feliz por la noticia, solamente le respondió con un movimiento de afirmación con la cabeza.

Después de trabajar casi un mes, en su nuevo puesto, cierto día, a pocas horas de la madrugada, 2:30 am, inicia su ronda por la mina.

Ya dentro de ella, pasó por un lugar, dónde ocurrió un accidente de trabajo en diciembre de 1938, donde hubo un derrumbe en una de las jaulas, que acabo con la vida de más de 20 trabajadores mineros que murieron en interior de la mina.

Muy cerca del citado lugar, vio unos carteles que decían peligro. Estos cuadros estaban escritos con sangre de animales que los mineros dieron ofrenda al Tío. Sintió una brisa que le soplaba en la cara, luego, escuchó susurros de muchas personas, que le hablaban al oído, e insinuando que se quedara a acompañarles un rato. Le dijeron que vaya a sentarse donde había k´oas y muchas velas derretidas, esas velas y k´oas fueron colocadas en el mes de Todos los Santos.

El hombre se sentó al lado de las k´oas, mientras que las voces que escuchaba, se sentía con más fuerza cada momento transcurrido. Le platicaban sobre sus familias de cómo estaban ellos sin estar a su lado apoyándolos, y muchas cosas, hasta el punto que el hombre vio su
reloj, era las 5 de la mañana. Se levantó y se fue caminando a paso rápido, hasta llegar a la galería, mientras él iba avanzando, las voces le decían que se quede con ellos, sin hacer caso se retiró. Al llegar a la puerta, escuchó un ruido como si hubiera derrumbes; inmediatamente se dirigió hasta la puerta de la mina. Al intentar abrir la puerta, se dio la vuelta y no había nada, ni ruidos del derrumbe.

El sereno volvió a entrar a la mina porque estaba preocupado por el ruido del derrumbe. Quiso asegurar un adecuado informe al Supervisor. Cuando llegó al lugar dónde escucho el ruido, no vio nada, todo estaba igual y fue en el mismo lugar de las voces, pero no escuchaba nada en ese momento. De repente, le vino un fuerte mareo, que provocó se chocara contra la pared. Inmediatamente vio su reloj, quedando sorprendido al ver que su reloj marcaba las 3 am, y no así 5 am como había visto antes.

Salió de ese lugar, cerró la puerta de la mina y se dirigió a su casa, cuando llego a su vivienda vio que toda su familia estaba dormida.

Despertó a su esposa. Ella lo vio con el rostro pálido, y sus manos temblorosas. Inmediatamente, le relató todo lo sucedido. Su esposa, preocupada, pensó que estaba enloqueciendo. A la puesta de sol, ella, observó que su esposo ardía en fiebre. Estuvo muchos días enfermo, sin poder asistir a su trabajo. Al retorno a sus labores en la mina, fue
restituido a sus funciones de perforista.