Extracto de libro: Leyendas y misterios de Pulacayo
Esto ocurrió en Pulacayo, pueblo potosino, cierta noche, una pareja de casados, invitados por los pasantes, salió para asistir a la festividad en honor al Señor de San Juan de Dios, dejando solos a sus hijos en su casa. En el transcurrir de la fiesta, ingirieron bebidas alcohólicas. Entretanto, el hijo mayor salió con sus amigos a jugar fútbol, a la cancha que estaba debajo del cementerio.
Sus hermanos pequeños le siguieron. Al llegar a la cancha, vieron que había mucha gente, entre ellos, jóvenes del colegio. Desde allí, podían ver con facilidad el cementerio. El partido comenzó a las 21:30. Por la oscuridad de la noche, los jóvenes lograron instalar luz rudimentaria, con la idea de quedarse hasta altas horas de la noche.
Cerca de la media noche, luego de haber jugado por varias horas, estaban muy exhaustos. A tiempo de retirarse del lugar, rumbo a sus casas, escucharon el llanto de una mujer. Uno de ellos pregunto, de donde venía aquel llanto. El hermano mayor estaba muy preocupado, porque pensaron que era su madre, que les había ido a buscar.
Asustados, fueron corriendo a verificar de donde venía el llanto. Al llegar, observaron a todos lados, pero no había nadie. Después de estar ahí un rato, no escucharon más nada. Luego de un buen momento, hubo un ruido, muy parecido a la caída de un bloque de cemento, como si se estuviera rompiendo. Todos estaban muy asustados, empezaron a llorar. Intentaron huir del lugar, pero tenían todo el cuerpo totalmente paralizado. Luego de un supremo esfuerzo,
se acercaron a la tumba, de donde salían los ruidos. Al intentar leer el nombre de la tumba, de repente, apareció una mujer vestida de blanco. Según el relator, esta dama había muerto en la celebración de su matrimonio, debido a la intoxicación alcohólica. La mujer tenía el cabello largo, y caminaba sin calzados. Uno de los niños, por su curiosidad, preguntó quién es usted?, la señora no le respondió, solo siguió su camino.
Después de ver lo sucedido, rápidamente escaparon del cementerio, todos estaban muy asustados y se fueron a sus casas. Los hermanos, a tiempo de llegar a su casa, apareció la misma mujer delante de ellos, preguntándose ¿por dónde bajo que no la vimos?, La miraron de frente, tenía el rostro totalmente desfigurado, sus dientes estaban chuecos, y sus ojos, muy oscuros, parecía cubierto de sangre.
Nuevamente salieron corriendo, uno de ellos cayó, lastimándose la rodilla y sus manos. La mujer les seguía, pero, no corría, solo flotaba.
Llegaron a su casa, aseguraron todas las puertas y ventanas. Luego de lo ocurrido, la mujer apareció dentro de la casa, al lado del niño más pequeño. El hermano mayor cerro sus ojos, y comenzó a rezar para que la mujer, soltara a su hermano y desaparezca. Después de un momento de tremendo susto, ella desapareció misteriosamente, provocando un fuerte viento que abrió todas las puertas y ventanas.
Más tarde, llegaron sus padres, en estado etílico. Los hijos corrieron a abrazarlos, y todos durmieron en la misma habitación hasta esperar los primeros rayos del sol.
Al día siguiente, la madre muy confundida con las experiencias que sufrió su familia, no supo con quién consultar. Luego, decidió visitar un yatiri para que al menos él le supiera dar una respuesta a todas sus interrogantes. El yatiri le explicó que no eran las únicas personas que
habían sufrido estas experiencias paranormales, sino que ya se había visto desde hace muchos años. Concluyeron que no estaban maldecidos, ni muchos menos, sino, que todo pasó por casualidad.