Continuación de la Guerra de la Independencia de Bolivia
En la guerra de la Independencia de Bolivia, Castelli ocupó la ciudad de Potosí, desde donde siguió a La Paz, reforzando su ejército con los patriotas voluntarios. Con seis mil hombres se puso en campaña sobre el río Desaguadero, en cuya margen izquierda se encontraba el ejército de Goyeneche.
Represalias de Goyeneche
El general argentino empezó por iniciar negociaciones ante el virrey de Lima, con el objeto de terminar la guerra sin más derramamiento de sangre. Garantizando la tranquilidad de las provincias altoperuanas, hasta que la situación de España pudiera despejarse. En espera del resultado de estas gestiones convino con Goyeneche un armisticio de cuarenta días.
Faltando cinco días para que se cumpliera el término fijado, y el general Goyeneche faltó a su palabra. Aprovechando un día de niebla, pasó el río y cayó a traición sobre el ejército patriota, que se defendió desesperadamente, sin plan alguno de combate, y que acabó por ser derrotado, dispersándose.
Combate de Sipe Sipe de la Independencia de Bolivia
Los patriotas se habían retirado en parte hacia Cochabamba. Sabiéndolo Goyeneche, emprendió la persecución. El 13 de agosto se encontraron nuevamente los dos ejércitos en Sipe Sipe, en donde la suerte nuevamente adversa a los patriotas. Las tropas españolas entraron a Cochabamba y se establecieron en la ciudad imponiendo gabelas (Tributo, impuesto) y creando una guarnición.
El resto de las fuerzas derrotadas en Guaqui había marchado hacia el sud. Dirección a las provincias argentinas; deseando acabar con ellas, Goyeneche abandonó Cochabamba. No esperaron más los patriotas de la ciudad y volvieron a levantarse, enarbolando el estandarte de la libertad. El general realista volvió sobre sus pasos. Después de dispersar en Vacas a los patriotas, cayó sobre Cochabamba, que había preparado su defensa en las alturas del cerro de San Sebastián.
Las mujeres de Cochabamba en la Independencia de Bolivia
Lo más extraordinario fue que la defensa del cerro estuvo en gran parte encomendada a las mujeres del pueblo, a los ancianos y a los niños, que combatieron con un valor legendario. Los hombres en estado de combatir habían sido dispersados en Vacas. El ejército realista destrozó la improvisada resistencia y entró a Cochabamba, entregándose al asesinato y al pillaje. El mismo Goyeneche, a caballo, con la espada desnuda, recorrió
las calles, sembrando el terror entre el pueblo indefenso, sin respetar ni los templos, que servían de asilo a los derrotados.
Harto de sangre, el general realista dejó la ciudad con una guarnición de mil hombres y se dirigió a Potosí.