En un barrio que se encuentra cerca del gran monumento de la Virgen de Socavón, en la ciudad de Oruro (Bolivia), no hay ni un solo vecino que no haya avistado la silueta fantasmal de un viejo tendero, quien se caracterizaba por su mal genio y el elevado costo de sus productos.
“Este era, pues, un caballero ya chocho (fastidioso). Como este sector es un cerro, a los vecinos de estas calles nos quedaba cerca de su tienda, por eso tenía harta clientela; aunque el vendedor era abusivo, porque a todo le hacía subir los precios originales”, comento don Adolfo, quien sus viviendas en la zona aseguran que “el viejito era bien renegón, se aprovechaba de que todos iban a su tienda. Así se murió, en su ley, siendo un usurero y jetón”, indicó doña Elsa, otra de las señoras que conoció al comerciante.
Lo raro del caso es que, “desde que el hombre murió, su sombra sigue apareciendo en la tienda; va y viene aunque una de sus hijas es la única que vive en la casa y se hizo cargo del negocio”, dijo Elsa. “Una noche, a eso de las 10, estaba volviendo del estadio.
Al subir esta cuesta me acordé que no tenía pan. Entonces me acerque a la venta y grité “Señora, pan véndame por favor”. De repente escuché la voz del viejo, quien respondió: “Se habrá traído bolsa, ¿no?”. Ese mismo rato me congelo el cuerpo, porque era el señor que se había muerto como hace unos cinco años”, recordó Aldo.
Cuando la dueña del negocio salió a atender a su cliente, “me vio tieso, frente a la reja de la tienda. Me preguntó que me había pasado. Como me vio espantado, me invitó agüita y me acompaño hasta verme más tranquilo. Luego me volvió a preguntar lo que había sucedido y yo le conté todo. La señora sonrió y me respondió: “va disculpar señor; pero es almita de mi papá. Está bien travieso y continua haciendo de las suyas pero no hace daño…”
Ahí fue cuando fueron sinceros conmigo, me dijeron que el lugar es muy pesado, y que mi prima de igual forma escuchaba cosas, y es la razón por la cual parecería que se enfermó.
Yo ya no quise dormir en el lugar, a regañadientes me trasladaron a otro lugar cerca de las casas del pueblo y lejos del colegio.
No volví más a escuchar nada, pero siempre me recuerdo de ese año, y ¿Qué fue lo que realmente paso?.