La Villa Imperial de Potosí: un viaje a la época colonial
En la Plaza 10 de Noviembre, la principal atracción es la Estatua de la Libertad, que guarda cierto parecido con su homónima de Estados Unidos. Sin embargo, esta versión, ubicada en la capital potosina, presenta una singular diferencia: en lugar de sostener la Declaración de Independencia en su mano izquierda, lleva con orgullo el Escudo de Potosí, un símbolo de la identidad y el legado de la Villa Imperial.
Bajo la sombra imponente del Cerro Rico, se encuentra la ciudad de Potosí, conocida en sus días de gloria como la Villa Imperial de Potosí. Este rincón histórico de Bolivia, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, guarda en su ‘casco viejo’ claras evidencias de su esplendor colonial. Sus calles empedradas, angostas, y su arquitectura, con balcones de madera, muros de piedra y techos de teja, narran una historia de opulencia y esplendor.
La Plaza 10 de Noviembre y su Estatua de la Libertad
Monumento a la Libertad en la Ciudad de Potosí
En el corazón de la ciudad de Potosí, se encuentra la emblemática Plaza 10 de Noviembre, un espacio central donde se celebran la mayoría de los actos y eventos cívicos a lo largo del año. Esta plazoleta ajardinada, rodeada de árboles y bancos, está presidida por la Estatua de la Libertad, un símbolo que evoca la independencia y la identidad histórica de la Villa Imperial.
La estatua, una réplica de la icónica Estatua de la Libertad de Nueva York, fue creada por el reconocido escultor francés Frédéric Auguste Bartholdi. Fue un regalo de Francia a Bolivia, entregado el 6 de agosto de 1925, en conmemoración del centenario de la independencia boliviana. A diferencia de su contraparte neoyorquina, esta versión sostiene en su mano izquierda el Escudo de Potosí y en la derecha la antorcha de la libertad, detalles que refuerzan su conexión con la historia local.
Según relatos, Bartholdi habría diseñado también esta obra para embellecer la Plaza 10 de Noviembre. Aunque la veracidad de esta afirmación sigue siendo objeto de debate, la estatua permanece como un símbolo de orgullo y resistencia para los potosinos.
Alrededor de la plaza se pueden encontrar una variedad de comerciantes callejeros que ofrecen jugos de frutas recién exprimidos, pasteles, recuerdos y servicios como limpiabotas. Además, está rodeada de importantes edificios históricos como la Catedral, el Cabildo y la Casa Nacional de la Moneda, que enriquecen su valor cultural y turístico.
La Plaza 10 de Noviembre no solo es un punto de encuentro para locales y visitantes, sino también un testimonio vivo de la rica historia de Potosí y su papel en la construcción de la identidad boliviana. Su belleza, simbolismo y entorno la convierten en un lugar imprescindible para quienes desean comprender y disfrutar de la esencia de esta ciudad histórica.
El Paseo del Boulevard: entre historia y romanticismo
El Paseo del Boulevard es otro de los sitios más concurridos de Potosí. Este emblemático lugar fue, durante la época colonial, el escenario donde las mujeres lucían sus mejores galas y eran cortejadas por los caballeros más adinerados. Hoy, el Boulevard sigue siendo un espacio de encuentro, impregnado de historia y tradición.
La Casa de la Moneda: testigo de la riqueza y la opresión
Uno de los destinos culturales más destacados es la Casa de la Moneda, ubicada en la calle Ayacucho, a pocos pasos de la Plaza 10 de Noviembre. Este majestuoso edificio fue el epicentro de la economía mundial durante la Colonia, al acuñar monedas de plata extraída del Cerro Rico.
En su primer patio se encuentra una fuente de agua tallada en piedra, adornada con una máscara de expresión burlona. Según la tradición, esta máscara representa a Diego Huallpa, el indígena que descubrió la riqueza del Cerro Rico, aunque otros sostienen que es una alegoría del dios Baco, símbolo de abundancia.
El segundo patio interior alberga un reloj solar y maquinaria laminadora traída desde Austria, que funcionaba gracias al esfuerzo inhumano de esclavos y mulas. Entre 1574 y 1825, la Casa de la Moneda produjo monedas para la Corona Española, y desde entonces hasta 1953, para Bolivia. Actualmente, este edificio alberga un museo histórico que cautiva a visitantes nacionales e internacionales.
Contrastes de la Villa Imperial
Aunque el ‘casco viejo’ conserva su majestuosidad, en las afueras se vislumbran los vestigios de una minería agotada y el reflejo de una ciudad que enfrenta la pobreza tras haber sido una de las más ricas del mundo. Este contraste entre el pasado de esplendor y el presente desafiante forma parte del encanto único de Potosí, un lugar que invita a reflexionar sobre la historia y el legado de la Villa Imperial.