Nilo Soruco
Nilo Soruco

La Militancia de Nilo Soruco

La razón de la militancia de Soruco en el Partido Comunista tiene como respuesta inevitable, además de su compromiso social, a su amigo Óscar Alfaro.

La Amistad de Nilo Soruco con Óscar Alfaro

Esa habilidad espontánea de Alfaro para escribir sus versos, como en algún momento halagó Yolanda Bedregal, lo vinculó a Soruco en una amistad que solo se asemejaba a la de dos hermanos desde que se conocieron en 1951.

Fruto de ese vínculo, los versos en papel de Alfaro se oían en las notas de la guitarra de Soruco.

“Lanzado por un cintillo cayó del cielo serrano…”, cantaban a todo pulmón ambos en la plaza El Molino, hoy Uriondo, donde se reunían con sus cuadernos de notas, pentagramas y la guitarra.

La Invitación al Partido Comunista

En una de esas tardes/noches que se consumían entre poemas y notas musicales, Alfaro le contó a Soruco que el Partido Comunista “estaba siguiendo muy atento” sus intervenciones como dirigente de la Federación de Maestros Urbanos de Tarija y lo invitó a sumarse a la militancia. Soruco aceptó sin dudar.

Matrimonio y Ascenso Sindical

Tres años más tarde, en febrero de 1954, Soruco se casó con María Victoria luego de un enamoramiento que nació lejos del río Guadalquivir, allá en Sucre, cuando estudiaba en la normal de maestros donde se formó como profesor de música.

Junto con el nacimiento de sus tres hijas Zemlya, Sonia y Violeta, también llegó el ascenso en la actividad sindical. En el congreso de 1969, Soruco asumió la dirección nacional del magisterio de Bolivia.

La Música y la Lucha

Entre la familia y los ampliados que le obligaban a largas estadías en La Paz, el maestro siempre hizo un espacio para las melodías forjadas con sus “yuntas” de Los Montoneros de Méndez.

Cuando en el país se respiraba los aires de un potencial cambio político con la presidencia del “general del pueblo” Juan José Torres, Los Montoneros de Méndez recibieron una invitación para dar un concierto en la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Nilo Soruco con los Montoneros de Méndez
Nilo Soruco con los Montoneros de Méndez

El Golpe de Estado y la Clandestinidad

En medio de esa gira, la primera de un grupo boliviano por la URSS, el coronel Hugo Banzer Suárez y los militares aliados -que meses antes encabezaron un motín- retomaron su objetivo de acabar con lo que ellos denominaban “el sóviet boliviano” y el 21 de agosto de 1971 derrocaron a Torres y ocuparon el Palacio Quemado.

Anoticiado, Soruco apremió su retorno al país a pesar de la “cacería” que se activó contra los dirigentes sociales y el ofrecimiento del Partido Comunista de la URSS para que se quede.

Llegó a El Alto los primeros días de septiembre, ya con la cabellera crecida y una barba azabache. Pasó sin problemas por el control militar en la terminal aérea como integrante de Los Montoneros de Méndez. Un turista más, dijeron los milicianos.

Ya en La Paz, se declaró en la clandestinidad, sin dinero y solo apelando a la ayuda de los compañeros del ‘partido’ para subsistir, entre ellos Martha Serpa, quien le brindó alojamiento por una noche. Así pasó más de dos años.

El Arresto y la Tortura

El 22 de septiembre de 1973, José Soruco, su hermano menor ya abogado, le invitó a un almuerzo. Lo citó en su bufete ubicado en la calle Potosí, al mediodía, a él y a varias personas. Nilo llegó a la hora acordada y se sentó en la sala de espera.

Mientras leía un periódico oyó el súbito freno de un auto en la calle. Ahí vio por primera vez a esos hombres de cuerpos robustos, rostros impasibles y con armas en las manos.

“¡Don José, nos tiene que acompañar!”, gritaron. Nilo se quedó sentado en la sala, pero momentos antes que dejen el lugar uno de ellos se dio vuelta, lo miró fijamente y le dijo que también tenía que ir con ellos.

Sin saber, otro de los invitados al almuerzo que vio a Nilo y José subir al jeep, corrió tras ellos gritando que también tenía que ir. El coche se detuvo y lo llevó a él más.

“En el auto, José se desespera y en voz baja le dice a Nilo: ‘Cuando pare en el semáforo vas a saltar, porque si no, a ti te van a hacer barbaridades’. Mi papá saltó a pesar de que el jeep no se detuvo, pero cuando los ‘tiras’ se dieron cuenta gritaron: ‘Pare o disparo’. Entones, mi padre empezó a gritar: ‘Soy Nilo Soruco, dirigente de los maestros urbanos de Bolivia, me están tomando preso’. Eso le salvó la vida a mi papá”, cuenta Zemlya.

Apresados, José y Nilo son separados. A Nilo lo llevan a la Dirección de Orden Política (DOP), que estaba en el antiguo edificio de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), en la plaza Murillo, a la que se ingresaba por una puerta lateral muy pequeña.

Las barbaridades presagiadas por su hermano suceden. Nilo fue torturado por 12 horas, le provocaron que uno de sus tímpanos explote, le rompieron dos costillas y sus manos fueron machacadas como para que nunca más toque la guitarra.

La Respuesta de María Victoria

La noticia del apresamiento de Nilo llegó antes que los periódicos a Tarija. María Victoria ni siquiera la pensó y tomó a sus hijas Sonia y Violeta, y se fue a La Paz. Zemlya estaba en Cochabamba estudiando.

A su arribo a la urbe, María Victoria fue de forma directa al Ministerio del Interior. Ahí, un coronel de apellido Loayza, imperioso, convertido en custodio de facto de los presos políticos, le tiró sobre el escritorio una carpeta con toda la información de su esposo.

Como siempre, María Victoria no bajó la cabeza, defendió a Nilo, su militancia en el Partido Comunista y su compromiso con la lucha del pueblo. También negó que estuviera vinculado a los grupos más radicales que resistían la dictadura y que no tenían más opción que la lucha armada.

Tras varias horas, el coronel Loayza aceptó que vean a Nilo y las mandó a la DOP en la plaza Murillo.

María Victoria ingresó sola, Sonia y Violeta se quedaron en la plaza. Al igual que Nilo, su esposa fue torturada.

Luego de 10 horas, María Victoria salió por Sonia y Violeta para ir a ver a Nilo.

El cuerpo del maestro estaba tan maltratado que cuando Violeta apenas le rozó para darle un abrazo, este dio un grito ensordecedor.

Mientras los soldados estaban aturdidos por el grito, Violeta le deslizó una hoja y un lápiz que Nilo guardó apresurado en el bolsillo del pantalón.

La Resiliencia y la Música como Refugio de Nilo

A pesar de las torturas, Soruco encontró refugio en la música. Se acordaba de los ríos de su tierra, del sol, de la fiesta tradicional chapaca y así nació El amor en danzas de tierra adentro.

El Exilio en Venezuela

Finalmente, María Victoria logró conseguir los pasajes de avión para que Soruco saliera al exilio en Venezuela. Antes de su partida, Soruco convenció a sus custodios para ir a comprar unos discos, pero fue visto por Alberto Natusch, quien reclamó al Ministerio del Interior. A pesar de este contratiempo, María Victoria consiguió que Soruco fuera enviado a Venezuela, donde comenzó su vida en el exilio y escribió La caraqueña.

El despido en El Alto

Cuando descendió del jeep, custodiado por dos hombres de cuerpos recios, rostros impasibles y con armas en las manos, Nilo Soruco observó sobre esa extensa planicie de la pista aérea cuatro siluetas de las que solo sus manos se movían zigzagueantes de un lado a otro.

“No llores, prenda, pronto volveré”, suspiró ya sentado en el avión pensando en todo lo que dejaba y todo lo que se iba con él a su exilio en Venezuela: el ‘partido’, la música, la familia, el río, el sol, su tierra.

Parpadeó un par de veces y en medio de esas nubes claras del cielo de la ciudad de El Alto se perdió en el rostro de su amada María Victoria. A su lado estaban sus hijas Zemlya, Sonia y Violeta.

Este texto organizado refleja la vida de Nilo Soruco con un enfoque en su militancia, amistad, lucha y resiliencia, resaltando los momentos clave y su impacto en su vida y obra. ¡Espero que te guste el resultado!

Nilo Soruco
Zemlya Hija de Nilo Soruco