Don Guillermo Wiener, nunca anticipó que el cine desempeñaría un papel crucial en su vida. Desde su travesía en barco desde Europa a América, escapando de los nazis, hasta su estadía en Nueva York, las películas estuvieron presentes en sus mejores y peores momentos. En el barco que lo llevó hacia lo desconocido, se aventuró a trepar por una escalera destinada solo a marineros para disfrutar de las películas proyectadas en la segunda clase, arriesgando su vida en el proceso. Años después, como el joven Guillermo Wiener, asistió al prestigioso Colegio Nacional Ayacucho, donde las películas antinazis se volvieron populares, siguiendo el alineamiento del gobierno con las potencias aliadas. Además, en el Club Austriaco y los cines locales, disfrutó del teatro, el Café Concert y las matinés de películas que enriquecieron su vida.

No sería hasta diez años después que don Guillermo viajaría desde La Paz a los Estados Unidos, maravillándose por los cines de Nueva York. Tras su llegada al Times Square Hotel, un joven vienés expulsado de su país por la pesadilla nazi quedó impresionado por las pantallas de la Gran Manzana. Reflexionando desde su casa en la calle Iturralde, en Miraflores, recuerda con asombro que su habitación con baño privado en el hotel le costó tres dólares y medio, marcando una nueva etapa en su vida.

El Gran Debut del Cine ‘Universo’ y la Influencia de Hollywood

La prensa de 1960 anunciaba la próxima apertura del Cine Universo en La Paz, ubicado en la Av. Pando. Prometía comodidad y calidad bajo la dirección de Guillermo Wiener y la gestión de José Nijme, con exhibiciones experimentales en marcha.

Tres años después de ese episodio, el señor Wiener estableció el cine «Universo», originalmente planeado como la nueva sede de los franciscanos de La Recoleta. El 29 de enero de 1960, se abrió el telón de esta novedosa sala en un barrio popular con la proyección de «La historia de una monja«, una película que hacía alusiones a la Resistencia antinazi, dirigida por Fred Zinnemann y protagonizada por la icónica Audrey Hepburn. Curiosamente, el destino volvió a entrelazarse en la vida de Wiener, ya que la tía Edith, esposa de su tío Víctor, quienes también huyeron de Viena y se establecieron en Nueva York vía Inglaterra, era la encargada de confeccionar los vestuarios de Hepburn en Estados Unidos. Edith, hábil costurera, diseñó un cuello especial muy elegante para la famosa actriz, quien se convirtió en clienta de por vida de su tía. La película «La historia de una monja» se mantuvo en cartelera durante más de dos meses, proyectándose en funciones matiné, tanda y noche.

Sin embargo, la competencia entre los cines del centro, como el Monje Campero, el 6 de Agosto, el Tesla y La Paz, no se quedó satisfecha y obstaculizó el camino del cine «Universo». Las dos películas programadas para inaugurar este nuevo cine eran «Los diez mandamientos» de Cecil B. DeMille, protagonizada por Charlton Heston y Yul Brynner, y «La vuelta al mundo en ochenta días» de Michael Anderson, con David Niven como Phileas Fogg y Mariano Moreno, conocido como «Cantinflas», en un papel destacado. El productor Michael Todd introdujo la idea del «cameo» en la segunda película, lo que llevó a la aparición de celebridades como Marlene Dietrich, Buster Keaton, Frank Sinatra, Peter Lorre, Charles Boyer, John Gielgud y el torero Luis Miguel Dominguín, quien era el padre de Miguel Bosé y estuvo involucrado con Ava Gardner.

Desafíos y Determinación en el Camino hacia el Cine ‘Universo’

Los competidores, es decir, los empresarios cinematográficos ya establecidos en La Paz, lograron cancelar los acuerdos previos que se habían alcanzado entre la DUP (Distribuidora Universal de Películas), que había sido fundada dos años antes, y Warner Bros en Lima. Como resultado, las películas programadas para la inauguración del cine «Universo» se estrenaron antes de lo previsto, lo que representó un duro golpe.

Sin embargo, los obstáculos no se detuvieron ahí. Muchos miembros de la comunidad judía paceña advirtieron a Wiener, un líder comunitario judío pero no judío, que estaba cometiendo un error al invertir en este proyecto. Le aconsejaron que su única oportunidad de recuperar su inversión sería convertir la sala en un cine de reestrenos, una opción más asequible para el público. A pesar de todas las adversidades, Don Guillermo persistió en la realización de su sueño. La DUP, formada en 1958 por los socios Rodolfo Berkowitz, su hermano Bernardo, el palestino/árabe José H. Nijme (que más tarde sería dueño de los cines Tauro y Orrantia en Lima) y el propio Wiener, unió a judíos y árabes en una colaboración única en La Paz. Incluso un periódico comunista, El Pueblo, se burló de la colaboración con un titular que decía: «Judíos y árabes se unen para explotar a la ciudadanía de La Paz», lo que Don Willy recuerda con una sonrisa irónica.

José H. Nijme, el socio palestino/árabe de la DUP, importó 949 butacas de alta calidad desde Inglaterra, gracias a un amigo británico con conexiones en Tierra Santa de la época del Protectorado. Además, el sistema de sonido se adquirió directamente desde los Estados Unidos. Sin embargo, quedaba un detalle esencial: convencer al entonces presidente de la República, don Hernán Siles Suazo, para que asistiera a la premiere del cine «Universo».

Un Plan Ingenioso para Hacer del ‘Universo’ el Cine Más Prestigioso de la Ciudad

El abogado de la productora y el cine, don Carlos Galleguillos Fajardo, ideó un plan para lograrlo. Se infiltró en Palacio Quemado, compartió café con los edecanes y dejó una invitación para el presidente Hernán Siles Suazo y sus ministros. En aquella época, este tipo de gestos eran posibles y efectivos. Desde ese día, el «Universo» se convirtió en la sala de cine más prestigiosa y exitosa de la ciudad, una hazaña que don Guillermo recuerda con orgullo en su hogar, un sueño que persiguió y finalmente logró después de que los nazis le arrebataran su hogar en Viena. Como muestra de gratitud, don Guillermo personalmente enviaba cortesías gratuitas a Siles Suazo para que disfrutara de todas las películas proyectadas en el cine.

El cine «Universo» se convirtió en un lugar emblemático de La Paz, atrayendo a miles de cinéfilos. Las películas míticas que se proyectaron allí dejaron una huella imborrable en la memoria de la gente. Estudiantes del Colegio San Antonio de Padua incluso recuerdan entrar por una puerta especial que conectaba con el patio de la escuela. Películas como «El Planeta de los Simios», «Ben-Hur», «Espartaco», «Rocky», «La Guerra de las Galaxias» y otras atrajeron multitudes, pero las favoritas de muchos eran las de «Cantinflas». Don Guillermo anhela haber conocido a Cantinflas, habiendo viajado a México dos veces con ese propósito y sin conseguirlo.

Cine Universo: Dulces, Política y Anécdotas en el Corazón

El vestíbulo y la inolvidable confitería del cine «Universo» eran el lugar perfecto para abastecerse de dulces como «Berlinas,» turroncitos Namur y chocolates Rolo, ya que las películas de tres horas de la época requerían provisiones. En las filas superiores del «mezzanine,» la juventud paceña disfrutaba de las películas en la oscuridad, y hasta el presidente Víctor Paz Estenssoro se camuflaba por temor.

Don Guillermo compartió anécdotas sobre su relación con políticos en el cine. Mencionó que el presidente Paz solía pedir la primera fila del «mezzanine,» pero con el tiempo prefería la última fila, para evitar que alguien se sentara detrás suyo debido a preocupaciones por posibles atentados. Sin embargo, tuvo un incidente con el vicepresidente René Barrientos. Cuando proyectó la película «Siete días de mayo» en 1964, que trataba sobre un complot en la Fuerza Aérea para derrocar al presidente de los Estados Unidos, el General Barrientos no expresó su opinión en ese momento. Al preguntarle más tarde, Barrientos le explicó que no era conveniente hacer comentarios en ese momento. La película, que incluía a la famosa Ava Gardner, conocida como «el animal más bello del mundo,» finalmente se proyectó en el «Universo» después de un tiempo.

Éxitos Cinematográficos y Generosidad: El Legado de Don Guillermo Wiener

Uno de los momentos más gratificantes para Wiener fue la proyección de «El violinista en el tejado» en 1971, una película que parecía reflejar su propia vida de tradición, pobreza, hostigamiento antisemita y supervivencia. A pesar de las advertencias de fracaso, la película fue un éxito en taquilla.

Otro punto destacado fue organizar «premieres» benéficas a solicitud de las esposas de los presidentes. Una de estas funciones recaudó fondos para la construcción de la iglesia de San Miguel en Calacoto con la película «El viejo y el mar«, dirigida por Spencer Tracy. La esposa de Paz Estenssoro, doña Teresa Cortés, manejó el auspicio y vendió entradas a precios elevados a diplomáticos, ministros y parlamentarios, lo que contribuyó a elevar la reputación del cine «Universo.»

Quince años después de la apertura del «Universo,» Wiener decidió dar un paso más grande: construir el cine más grande de Bolivia en la popular Garita de Lima. No sorprende que lo llamara «Monumental,» un tributo a su hijo Roby, un ingeniero electrónico graduado de la UMSA. En octubre de 1975, la película «Los tres mosqueteros,» una superproducción llena de humor y acción, inauguró el cine con 1.700 butacas, aunque el anuncio decía dos mil. Luego vinieron otros éxitos como «Tonta, tonta pero no tan tonta» con la «India María,» «La niña de la mochila azul» y las películas «prohibidas» de Sanjinés. Wiener se enorgullece de haber apoyado a los cineastas bolivianos y recuerda con cariño la exitosa proyección de películas como «Las banderas del amanecer.» También menciona la emoción de ver películas familiares como «Tiburón» y «Superman,» que siempre disfrutaban juntos, y cómo la cola para «Terminator 2» en 1991 se extendió hasta la Calatayud, con revendedores haciendo su negocio.

Un Hombre Sin Nostalgia: La Pasión de Don Guillermo Wiener por la Vida y el Cine

La vida de don Guillermo experimentó un cambio significativo cuando dejó de trabajar para la firma importadora de harina EXIMA y se involucró en el mundo de los cines en La Paz. Estableció amistad con varios empresarios cinematográficos, incluyendo a Gerardo Lindo, el dueño del emblemático cine Princesa, y otros como Ackermann del Tesla, el «Pollo» Guzmán del Murillo y el Mignon, la familia Soligno, doña Rosita del Scala, la saga del Monje y Renzo Cotta del 16, entre otros. Aunque le apasionaba el cine, aún no se daba cuenta de que este se convertiría en el principal negocio de su vida. Se casó con Eva, hija de su socio Bernardo Berkowitz, y disfrutaron de una luna de miel en Europa. A pesar de recorrer muchas ciudades, evitaron visitar Viena y su hermoso parque, el Prater, debido a un episodio traumático que involucró a su familia y la S.S. durante la era nazi.

El compromiso de don Guillermo con el cine se fortaleció con el tiempo, y su vida lo llevó por un camino distinto al que había imaginado. A pesar de sus aventuras por el mundo, su promesa de no volver al Prater en Viena sigue siendo un recordatorio de su historia personal y su conexión con el cine a lo largo de los años.

Don Guillermo no es dado a la nostalgia. A pesar de haber vivido en una Bolivia con 220 cines, 32 de ellos en La Paz, no añora el pasado. Comprende que la historia tiene sus sombras, incluso en épocas que parecen doradas. No colecciona objetos ni se aferra a recuerdos, reconociendo que las posesiones pueden perderse. Su amor por La Paz y su identidad boliviana son más importantes que cualquier título. Los cines «Universo» y «Monumental Roby» han cambiado de propósito y él nunca los ha vuelto a visitar. Incluso cuando «Universo» cerró, su familia se encargó de recoger sus pertenencias. Además, ha evitado regresar a los jardines del Prater en Viena, un lugar que evoca recuerdos dolorosos.

Wiener, un apasionado stronguista y ávido lector, recuerda su admiración por Vicente Arraya Castro, una figura emblemática de The Strongest. Su amor por el equipo lo llevó a disfrutar de los partidos en su juventud. A sus 89 años, sigue leyendo, especialmente en inglés, y ha publicado tres libros. Su increíble memoria para eventos pasados contrasta con su dificultad para recordar cosas recientes. Wiener, un hombre apasionado y vivaz, sigue disfrutando la vida con entusiasmo.