La Guerra del Chaco en Bolivia (Resumen), Se involucró en la Guerra del Chaco después de 50 años de implementar un modelo liberal. A pesar de lograr notables avances, no pudo superar la persistente inestabilidad política que caracterizó el país desde 1839 hasta 1880. Este agotamiento no solo se debió al desgaste natural, sino también a la exclusión de la mayoría de la población, especialmente los quechuas y aimaras. Representaban más del 50% de la población y sufrían discriminación y explotación.
A pesar de lograr cierta modernización tecnológica, Bolivia mantuvo una estructura social atrasada con una agricultura obsoleta. Una concentración de tierras en manos de latifundistas.
La Guerra del Chaco expuso estas debilidades, aunque no marcó el final del ciclo oligárquico. Sin embargo, allanó el camino para una nueva realidad que se forjaría en los años posteriores, culminando en la revolución de 1952.
Indicadores Socioeconómicos de Bolivia antes de la Guerra del Chaco
Los indicadores que caracterizaban a Bolivia a principios de la década de los años veinte persistieron prácticamente sin cambios hasta 1931. Cuando Daniel Salamanca asumió la presidencia y se desencadenó el dramático episodio de la guerra.
Estos datos revelan una población cercana a los 2.5 millones de habitantes en un territorio de aproximadamente 1.5 millones de kilómetros cuadrados. Siendo la mayoría de la población de carácter rural (más del 80%). La vida urbana y económica se centraba en su mayoría en la región andina.
La Paz era la única ciudad con más de 100,000 habitantes (alrededor de 150,000). Cochabamba rondaba los 50,000, mientras que ciudades importantes como Oruro, Sucre y Potosí oscilaban entre 25,000 y 35,000 habitantes. La única ciudad relevante fuera de la región andina era Santa Cruz, con casi 30,000 habitantes. La economía estaba fuertemente vinculada a la minería, especialmente la del estaño, que representaba más del 70% de las exportaciones.
Una señal de debilidad económica significativa radicaba que, a pesar de que dos tercios de la población se dedicaban a la agricultura. Bolivia era un importador neto de alimentos, incluso aquellos de origen andino. En resumen, Bolivia no era autosuficiente en términos alimentarios.
Al iniciar la guerra, el país enfrentaba una crisis económica de gran magnitud, la más grave desde la Guerra del Pacífico. Los estragos de la Gran Depresión mundial y el célebre «Jueves Negro» de octubre de 1929, provocó el colapso de la Bolsa de Nueva York. Resultaron en una drástica contracción de la demanda industrial que impactó tanto en los precios como en la producción de ese año. Esta crisis agravó significativamente las condiciones en las que se desarrollaría el conflicto bélico con Paraguay.
territorio del Chaco y los tratados 1879 – 1913
En 1825, los límites internacionales de Bolivia se basaban en los títulos coloniales heredados de la Audiencia de Charcas. Aunque no siempre eran precisos, la soberanía de Bolivia sobre el Chaco era reconocida en la cartografía internacional hasta la guerra. El territorio en disputa estaba claramente definido por tres ríos: el Parapetí al norte, el Pilcomayo al oeste, y el Paraguay al este. Con la confluencia de estos dos últimos ríos en el sur, cerca de Asunción.
En la práctica, el Chaco boreal estaba escasamente poblado, con pequeños fuertes de ambos países. Paraguay tenía puertos en el río Paraguay, con inversiones de Argentina e Inglaterra, como Olimpo, Bahía Negra y Basado. Los bolivianos tenían presencia en el Pilcomayo con puestos como Ballivián, Linares y Magariños, pero sin inversión ni población.
A lo largo de la historia, se intentaron varios acuerdos para resolver la disputa.
1879, Antonio Quijarro de Bolivia y el canciller Decoud de Paraguay firmaron un tratado que dividió el Chaco en dos partes; pero el parlamento paraguayo no lo ratificó.
En 1887, Isaac Tamayo de Bolivia y Domingo Aceval de Paraguay firmaron un segundo tratado que dividió el territorio en tres partes, pero tampoco fue ratificado por Paraguay. En 1894, Telmo Ichaso de Bolivia y el plenipotenciario paraguayo Benitez acordaron una perpendicular entre Fuerte Olimpo y Magariños, pero nuevamente no se ratificó.
El tratado más controvertido fue el firmado en Buenos Aires por Claudio Pinilla de Bolivia y el canciller paraguayo Adolfo I. Soler, que puso en duda las provincias Cordillera y Chiquitos de Santa Cruz y la provincia Azero de Chuquisaca. En 1913, Ricardo Mujía logró la caducidad de este tratado, que fue un tema recurrente en las posteriores negociaciones con Paraguay.
Las Diversas Teorías Sobre las Causas de la Guerra del Chaco
La Guerra del Chaco ha sido objeto de múltiples interpretaciones en lo que respecta a sus causas fundamentales. Entre las explicaciones más destacadas, se encuentra una que sostiene que el conflicto obedeció a intereses imperiales en pugna. Particularmente entre la petrolera estadounidense Standard Oil, con operaciones en Bolivia, y la anglo-holandesa Royal Dutch Shell, cuya subsidiaria, Unión Oil Co., planeaba operar en el Chaco Boreal.
La incapacidad de exportar petróleo boliviano a través del río Paraguay, bloqueado por Paraguay, perjudicaba a la Standard Oil. Además, Argentina tenía la intención de explotar el petróleo en el norte de Bolivia y veía con hostilidad la presencia de la Standard Oil en su territorio. Esto resultó en la negación de la autorización para un oleoducto entre Bolivia y Argentina. No obstante, es crucial señalar que no se habían encontrado reservas probadas de petróleo en el Chaco Boreal. Y la guerra se desató como consecuencia del avance paraguayo sobre los pozos bolivianos.
La Standard Oil no brindó un respaldo significativo a Bolivia en el conflicto. Y la cantidad de petróleo producido era prácticamente insignificante en comparación con la producción global de la Standard Oil.
El Enclaustramiento Marítimo de Bolivia y el Papel de Argentina en la Guerra del Chaco
Otra perspectiva clave radica en el enclaustramiento marítimo de Bolivia, lo que llevó al país a buscar una salida al océano Atlántico. A través de un puerto y la navegación libre en el río Paraguay.
Como resultado, el Chaco adquirió una importancia estratégica. Sin embargo, resulta desconcertante que Bolivia no dirigiera sus operaciones militares hacia el río Paraguay durante la mayor parte de la guerra. Concentrándose en la región del Pilcomayo, excepto en situaciones esporádicas cuando Estigarribia llevó las hostilidades al río Paraguay.
Un elemento fundamental en el conflicto, que tuvo un impacto significativo en el éxito militar de Paraguay, fue el respaldo constante de Argentina desde el inicio de la guerra.
Los intereses de Argentina en el Chaco superaban incluso a los de los propios paraguayos. Familias argentinas, como los Casado (uno de cuyos miembros estaba vinculado al presidente argentino Agustín Justo), Gibson, Zeballos, entre otras, tenían sus propios asentamientos, ferrocarriles, extensas áreas de explotación forestal (principalmente quebracho) y ganado en la región. A lo largo del conflicto, la hostilidad argentina y su apoyo a Paraguay ejercieron una influencia sustancial en el desenlace de la guerra.
El Desolado Escenario del Chaco y los Desafíos de Bolivia
El Chaco, una vasta extensión de unos 290,000 km2, alojaba en ese tiempo una población que no sobrepasaba las 70,000 personas. Este paisaje se caracterizaba por la alternancia de bosques subtropicales. Con extensas llanuras cubiertas de vegetación herbácea y espinosa, donde predominaba la escasez de agua. La presencia de arena con su consecuente polvo, y un sol abrasador. Las lluvias, cuando acontecían, convertían el terreno en un pantano intransitable. La fauna se componía mayormente de serpientes, roedores e insectos, mientras que en la región habitaban tribus como los tobas, matacos, tepietis y choropis.
La falta de agua se erigía como el principal desafío para el ejército boliviano. Compuesto en su mayoría por soldados quechuas y aimaras, habituados a altitudes superiores a los 3,000 metros, a temperaturas más frías y a espacios abiertos. En contraste, los paraguayos se desenvolvían en su propio hábitat, acostumbrados al clima y conocedores del terreno. Bolivia se enfrentaba nuevamente a un conflicto lejos de su núcleo vital.
De manera análoga a lo sucedido en el Pacífico y en el Acre. La necesidad de desplazarse cientos o incluso miles de kilómetros en un territorio desolado. Desprovisto de población significativa, sin intereses económicos bolivianos y con una infraestructura de comunicaciones inadecuada.
La distancia entre La Paz y el fuerte Nanawa, el punto más al sur alcanzado por el ejército boliviano, se extendía a 2,500 kilómetros, a diferencia de los escasos 350 kilómetros que separaban Asunción de Nanawa.
El Conflicto del Fuerte López y los Levantamientos Internos: Bolivia en la Guerra del Chaco
El conflicto se desencadenó en 1932, después de que Bolivia ocupara el fuerte López, que controlaba la laguna Chuquisaca (conocida como Pitiantuta para los paraguayos), una fuente de agua crucial en una región árida. Los paraguayos, que ya habían tomado posesión de la laguna en marzo de 1931, recuperaron el control entre el 15 y 16 de julio de 1932, desalojando al Mayor Oscar Moscoso del Fuerte Mariscal Santa Cruz, ubicado en sus orillas y que, según Bolivia, estaba allí desde hacía varios años. Esta secuencia de eventos marcó el inicio de la guerra.
En un contexto paralelo, Bolivia atravesó una especie de conflicto interno durante esos años. Mientras se preparaba para movilizar a miles de soldados hacia el frente de batalla, se produjeron diversos levantamientos campesinos en el altiplano entre 1932 y 1934, lo que llevó a acciones militares de represión. Estos levantamientos no solo fueron liderados por líderes indígenas, sino también por activistas que se oponían a la guerra, muchos de los cuales estaban vinculados al anarquismo y al socialismo. El reclutamiento de soldados en las zonas rurales fue un proceso traumático que, en muchas ocasiones, derivó en enfrentamientos internos sangrientos. Esto representó una paradoja adicional en la historia de un país que luchó tanto en el frente externo como en el interno.
La Guerra del Chaco: Liderazgo Militar y Cambios de Rumbo en Bolivia y Paraguay
La Guerra del Chaco se puede desglosar en cuatro etapas distintas: la primera abarcó desde junio hasta diciembre de 1932, marcando el inicio del conflicto y la preparación de ambos ejércitos para un enfrentamiento prolongado. Bolivia asumió la ofensiva en esta fase inicial. La segunda etapa tuvo lugar entre diciembre de 1932 y diciembre de 1933, con Bolivia bajo el mando de Kundt, representando el último impulso de la ofensiva boliviana. La tercera fase, comprendida entre diciembre de 1933 y enero de 1935, se caracterizó por la ofensiva paraguaya a gran escala. La fase final, que transcurrió entre febrero y julio de 1935, incluyó la exitosa defensa de Villamontes y la consecución de un acuerdo de tregua.
En Paraguay, el Presidente Eusebio Ayala delegó la responsabilidad total de la guerra al competente General José Félix Estigarribia, un militar educado en la escuela francesa de Saint Cyr que lideró con éxito a sus tropas en el conflicto y dirigió las operaciones sin interferencias. En contraste, en Bolivia, el Presidente Salamanca mostró desconfianza hacia su alto mando y optó por dirigir las operaciones desde el palacio de gobierno en La Paz. Sus órdenes no siempre se cumplían, y los militares en el frente se sintieron despreciados y agraviados por el mandatario. Esto llevó a Bolivia a tener cinco jefes militares a lo largo del conflicto: Filiberto Osorio (1932), José L. Lanza (1932), Hans Kundt (1932-1933) y Enrique Peñaranda (1933-1935). Kundt fue el único que gozó de un mando absoluto sin restricciones.
La Batalla de Boquerón: Un Episodio Heroico en la Guerra del Chaco
En Boquerón, Bolivia protagonizó una gesta heroica en la Guerra del Chaco, demostrando un valiente coraje. El destacamento liderado por Marzana, tras la muerte de Aguirre, mantuvo el control de Boquerón de agosto a septiembre de 1932. El gobierno paraguayo consideró la retoma de los tres fuertes como una cuestión de honor nacional y lanzó una ofensiva el 9 de septiembre. Bolivia se mantuvo firme en su defensa, decidida a no ceder el fuerte bajo ninguna circunstancia. Ambos países creían que este episodio definiría la guerra y tendría un gran impacto en la moral nacional.
Los defensores bolivianos, con solo 448 efectivos, 350 fusiles, 40 ametralladoras, 3 cañones y dos armas antiaéreas, enfrentaron a una fuerza paraguaya de entre 9,000 y 11,500 efectivos según fuentes paraguayas, una relación de más de 10 a 1. Marzana y sus hombres resistieron durante 20 días. En el primer día, los paraguayos se acercaron a menos de 50 metros de las trincheras, pero fueron repelidos con un intenso fuego. Los batallones bolivianos enviados en ayuda a Boquerón no pudieron llegar a su destino, ya que todas las vías de acceso estaban bloqueadas por el enemigo. Sin embargo, los paraguayos retrocedieron desanimados ante la valiente defensa, lo que permitió la entrada de un regimiento boliviano al mando de Tomás Manchego. La fuerza paraguaya tardó tres días en rodear completamente el fuerte.
El Heroísmo y la Resistencia en Boquerón durante la Guerra del Chaco
Marzana, agotando las municiones de los cañones, solicitó ahorro de balas y disparar solo cuando el blanco fuera seguro. El capitán Víctor Ustarez rompió heroicamente el cerco y entró en Boquerón con 58 hombres, lo que reforzó y elevó la moral de los defensores. Sin embargo, una incursión posterior de Ustarez fuera del fuerte para obtener más refuerzos le costó la vida.
Los ataques en oleadas contra el fuerte debilitaron la defensa. Los alimentos se agotaron, el único pozo de agua accesible estaba bajo fuego constante de ametralladoras paraguayas, y acercarse a él significaba una muerte segura. Los suministros arrojados por la aviación boliviana caían en su mayoría fuera de las trincheras. A pesar de su extenuación, los soldados se negaban a rendirse. El alto mando pedía lo imposible: resistir durante quince días más hasta que llegaran refuerzos, pero no había fuerzas ni para enterrar a los caídos. El 19 de septiembre, solo quedaban balas para un combate de diez minutos.
La Rendición en Nanawa y el Respeto entre Enemigos en la Guerra del Chaco
Los soldados, desesperados, comenzaron a beber sus propias orinas. Marzana solicitó una tregua para una rendición digna y levantó una bandera blanca. Los paraguayos, que estaban a pocos metros de las trincheras, creyeron que era una rendición y avanzaron para tomar el fuerte. En un gesto de respeto, el mando paraguayo observó cómo los valientes sobrevivientes salían del fuerte en harapos, apenas capaces de caminar. Cientos de muertos y moribundos quedaron atrás. Estigarribia, el Presidente paraguayo, expresó: «Los bolivianos lucharon con tal valentía y coraje… que merecen nuestro respeto«. Marzana, al regresar de tres años de prisión en Paraguay, afirmó: «No hicimos más que cumplir con nuestro deber».
Hans Kundt (1869 – 1939), nacido en Neustrelitz, Alemania, en 1869, provino de una familia de militares. Se graduó como subteniente en 1889 y, en 1902, se unió al alto estado mayor alemán. En 1908, llegó a Bolivia por primera vez, y en 1911 comandó una misión para reestructurar el ejército boliviano. Luchó en la Primera Guerra Mundial en Polonia y Galitzia, donde resultó herido y condecorado.
1921, Kundt regresó a Bolivia ya como general, adoptó la nacionalidad boliviana y lideró otra misión de reestructuración.
1923, fue nombrado ministro de Guerra por Bautista Saavedra.
1930, dejó Bolivia tras la caída de Siles. Convocado por clamor popular, regresó a Bolivia a finales de 1932.
1932, a la edad de 63 años, para asumir el mando del ejército en campaña en el Chaco. Lideró la guerra hasta diciembre de 1933.
1933, cuando su liderazgo fracasó, lo que lo obligó a renunciar y abandonar el país para siempre. Kundt falleció en Lugano, Suiza, el 30 de agosto de 1939 a los 70 años.
La Guerra del Chaco: Liderazgo, Conflictos y Cambios en el Teatro de Operaciones
En 1932-1933, bajo la dirección de Hans Kundt, se produjo un conflicto entre Bolivia y Paraguay en el Chaco. La retoma paraguaya de los fortines Corrales, Toledo y Boquerón marcó el comienzo de una contraofensiva que obligó al ejército boliviano a retirarse tras su derrota en Arce y Alihuatá entre el 19 y 23 de octubre de 1932. El fortín Arce, de gran importancia para Bolivia, fue abandonado y quemado, pero las tropas se reorganizaron en Kilómetro 7 bajo el mando de Bernardino Bilbao Rioja, quien logró una defensa exitosa rompiendo las líneas de ataque paraguayas.
Las derrotas en Arce y Alihuatá generaron descontento en la población, que clamó por el regreso de Hans Kundt al mando de las Fuerzas Armadas bolivianas. Kundt asumió el mando el 6 de diciembre de 1932 y se trasladó a Villamontes con una estrategia clara: atacar de manera continua y recuperar territorio en el Chaco. En pocos meses, Bolivia recuperó puestos perdidos como Platanillos y Loa. Entre enero y junio de 1933, se tomaron Toledo, Alihuatá, Campo Jordán (donde murió Germán Jordán), Arce y Gondra. Sin embargo, el avance se detuvo en Nanawa.
La Batalla de Nanawa en la Guerra del Chaco
Nanawa se convirtió en un punto crucial, a pesar de las objeciones de Salamanca. Los paraguayos prepararon una fuerte defensa con 9,000 hombres, mientras que Bolivia tenía una fuerza similar. El ataque se llevó a cabo en julio de 1933, y aunque se conquistaron algunas trincheras, resultó en una carnicería con 2,000 soldados bolivianos muertos. Esto marcó el fin de la ofensiva boliviana.
Entre agosto y diciembre de 1933, el general Estigarribia lideró un contraataque que llevó a la caída de Campo Grande, Alihuatá y Campo Vía en diciembre. El cerco paraguayo resultó en la captura de dos divisiones enteras, la cuarta y la novena, con 7,500 prisioneros y armamento. Solo un destacamento de 3,000 hombres al mando del Coronel Enrique Peñaranda logró romper el cerco paraguayo. Kundt fue relevado del mando, y a pesar de la decisión inicial de Salamanca de que José L. Lanza lo reemplace, el Coronel Toro logró que Kundt firmara el nombramiento de Peñaranda como General. Salamanca tuvo que ratificar esta decisión, marcando así el fin del liderazgo de Kundt.
El Fracaso de la Ofensiva Paraguaya en Villamontes
El avance paraguayo fue considerable. Entre noviembre de 1934 y el 14 de enero, Estigarribia tomó una parte del Río Parapetí, ubicado en el territorio chaqueño. La guerra se extendió hasta los Andes, específicamente la Cordillera Aguaragüe, donde la geografía favoreció al soldado boliviano.
Bolivia enfrentaba dificultades para abastecerse, al igual que Paraguay. Estigarribia decidió tomar Villamontes debido a su proximidad a los campos petroleros, con el objetivo de defender la riqueza petrolífera. Esta decisión era de vida o muerte, ya que Villamontes estaba cerca de los centros urbanos de Tarija y Santa Cruz. Bernardino Bilbao fue encargado de organizar esta defensa.
A pesar de abrir dos brechas, los bolivianos tenían superioridad numérica, y los paraguayos sufrían grandes bajas cada vez que atacaban. El 23 de febrero, después de dejar miles de muertos en el campo de batalla, los bolivianos se dieron cuenta de que la ofensiva paraguaya había fracasado en Villamontes. El ejército paraguayo se retiró a casi 150 kilómetros, cediendo así el control del Parapetí.
El Tratado de Paz y amistad del Chaco: Nuevos Límites territoriales Tras el Conflicto
Bolivia fue percibida como un agresor y como una potencia superior a las dos naciones, lo que llevó a que Paraguay aceptara la causa. En 1933, una comisión neutral solicitó el retroceso de Bolivia hasta Ballivián. Durante la conferencia de 1933, se logró un armisticio que duró más de un mes.
Los representantes bolivianos, David Alvestegui, Alberto Ostria, Enrique Finot y Casto Rojas, lograron éxitos diplomáticos en 1934 para cambiar la percepción de Bolivia como agresora. En lugar de ello, se presentó a Paraguay como la parte agresora y se logró el libre tránsito de los productos bolivianos por las naciones vecinas, con la excepción de Argentina. Se levantó el embargo de armas para Bolivia, mientras que se mantuvo para Paraguay, que se retiró de la Liga de las Naciones.
El 12 de junio de 1935 se firmaron protocolos de paz entre los cancilleres Tomás Elío de Bolivia y Juis Riart de Paraguay, y el 14 de junio al mediodía terminó la guerra. Entre 1935 y 1938 se llevaron a cabo negociaciones para definir los límites entre ambos países, liberar prisioneros y lograr una salida soberana para Bolivia por el río Paraguay, que les fue negada.
En 1938, en la ciudad de Buenos Aires, se firmó el tratado de paz y amistad, estableciendo los límites definitivos entre Bolivia y Paraguay. El 21 de julio de ese mismo año, se firmó este tratado entre Eduardo Diez de Medina y Enrique Finot por Bolivia, y Cecilio Baez y José Félix Estigarribia por Paraguay.
La Guerra del Chaco: Movilización, Costos y Consecuencias Económicas
Bolivia movilizó tres ejércitos con un total de 200,000 hombres, y sufrió 50,000 muertos y 20,000 prisioneros. El costo de la guerra ascendió a 228 millones de dólares, que equivaldrían a al menos 4 mil millones de dólares en la actualidad, financiado por el Banco Central de Bolivia y algunos empresarios mineros. Todo esto influyó en un proceso inflacionario.
Por su parte, Paraguay movilizó 150,000 soldados, con un saldo de 10,000 muertos y 2,500 prisioneros, con un costo de la guerra para ese país de 128 millones de dólares.
Fuente: Calvo, Roberto Querejazu. Historia de la Guerra del Chaco, El saber de un pueblo, Ministerio de Educación y cultura 1994.
(Estos datos fueron editados y resumidos por Boliviateca con el objetivo de facilitar su comprensión.)