El virreinato de Buenos Aires
El virreinato de Buenos Aires: (Historia de Bolivia), Hasta el año 1776, el territorio de la Audiencia de Charcas siguió siendo parte del virreinato del Perú. Sin embargo, la creación del virreinato de Buenos Aires lo segregó de la autoridad del virrey de Lima, y las provincias de Charcas pasaron al dominio del gobierno del Río de la Plata.
Durante tres siglos, el Alto Perú permaneció sometido al poder español. Sin embargo, el desarrollo de los pueblos, la situación desigual e inferior en la que eran mantenidos los criollos en comparación con los españoles. La influencia de las ideas de libertad propagadas por la Revolución Francesa, provocaron una fermentación de los espíritus que culminó en la revolución por la independencia.
Formación de los principios revolucionarios
La Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca, célebre en los anales coloniales de esta parte del continente. Fue el centro donde se formaron los hombres destinados a propagar los principios revolucionarios. La difícil situación que atravesaba la metrópoli a principios del siglo XIX, invadida por los ejércitos de Napoleón Bonaparte. Favorecía especialmente un levantamiento que no tardó en producirse.
Inicialmente, los ideales de libertad se manifestaron tímidamente a través de propaganda secreta. Pero poco a poco fueron ganando terreno, y el 25 de mayo de 1809 estalló la insurrección en Chuquisaca, encabezada por Bernardo Monteagudo, Jaime Zudáñez y otros.
El motín de Chuquisaca: Caída del presidente Ramón García Pizarro y el inicio de la revolución
El presidente de la Real Audiencia, Ramón García Pizarro, sospechando de la propaganda revolucionaria que se hacía contra su autoridad, decidió prevenir el peligro haciendo prisionero a Jaime Zudáñez, abogado de gran prestigio y popularidad. Al enterarse el pueblo de esta prisión, se amotinó, atacando la casa del presidente y exigiendo la libertad del detenido. Como Pizarro opusiera resistencia, se produjo un combate entre las fuerzas que defendían su casa y el pueblo, resultando este último victorioso. El presidente fue sometido a prisión y destituido de su cargo.
Los revolucionarios se ocuparon inmediatamente de organizar un gobierno formado por los miembros de la Audiencia adictos a la causa revolucionaria. Enviaron emisarios a La Paz, Cochabamba, Buenos Aires, Potosí y Santa Cruz para incitar a los pueblos al levantamiento general.
Sin embargo, los agitadores de Chuquisaca guardaron por prudencia cierto recato, protestando adhesión al rey de España, Fernando VII. Alegando que la deposición de Pizarro había obedecido simplemente al deseo de ver al país mejor gobernado y la necesidad de impedir que, dada la situación anormal de la península. Estas provincias fueran entregadas a la princesa Carlota de Brasil. Quien aspiraba a coronarse soberana de una parte de las colonias españolas, con el apoyo del presidente Pizarro.
La insurrección de Chuquisaca no tardó en hallar eco en las otras poblaciones de los Charcas. Antes de dos meses, el 16 de julio del mismo año, la ciudad de La Paz se pronunció contra el régimen español, aunque proclamando siempre su adhesión al rey Fernando. Amotinado el pueblo por parte de las fuerzas militares de la plaza, al mando de Pedro Domingo Murillo, fueron depuestas las autoridades y sustituidas por una junta de gobierno que se llamó Tuitiva, es decir, protectora. Murillo fue elegido presidente.
La Batalla de Chacaltaya y la muerte de Murillo: Un golpe a la revolución, pero una llama que no se apaga
El 13 de agosto se declaró la guerra a la provincia bajoperuana de Puno, donde el general Goyeneche se preparaba para caer sobre La Paz y castigar a los revolucionarios, restableciendo el orden. Goyeneche, dispuesto a combatir contra la causa de América, era americano de nacimiento.
Los revolucionarios de La Paz marcharon al encuentro del enemigo y los ejércitos se enfrentaron en Chacaltaya. Las tropas de Goyeneche, cinco veces superiores, disciplinadas y mejor equipadas, vencieron a los patriotas, quienes se desbandaron en todas direcciones. El vencedor entró en La Paz y se dedicó a perseguir a los líderes de la insurrección, muchos de los cuales fueron apresados y juzgados.
El 29 de enero de 1810 se dictó sentencia de muerte contra Murillo y ocho de sus compañeros. Al subir al cadalso, el presidente de la Junta Tuitiva pronunció con arrogancia estas palabras que han pasado a la posteridad.
«Yo muero, pero la tea que dejo encendida, nadie la podrá apagar».
La heroica muerte de Murillo y sus compañeros, a quienes se recuerda con el nombre de protomártires de la independencia. Sirvió de ejemplo y estímulo para los patriotas, que continuaron sin desmayo la lucha por la libertad.
Antecedentes de la revolución: Historia de Bolivia
Editado, adecuado para Internet, por BoliviaTeca.com - Fuente: la Biblioteca Pedágogica (Del Ministerio de Educación y Cultura)