Extracto del libro: CUENTOS MITOS Y LEYENDAS Provincia Obispo Santistevan
Érase una vez en un pueblito llamado Montero, donde los ciudadanos tenían la costumbre de que las mujeres usaban un tipo y los varones camisa y pantalón blanco y siempre andaban
descalzos había dos tribus. Cada uno tenía su jefe y sus leyes, una de sus leyes más importantes de ambas tribus era que, no podían juntarse en pareja o formar una relación con diferentes tribus solo tenía que ser de la misma clase caso contrario una gran maldición les llegaría a la pareja.
El jefe de una de las tribus tenía una hija muy hermosa, llamada Colibrí pues era una peladinga bella y encantadora de pelo negro y largo, sus ojos eran grandes y redondos como el guapurú, de labios rojos y muy dulces como la caña de azúcar. Fue así que con su mirada inocente y cautivadora fue enamorando a muchos cunumis del pueblo pero a ella no le interesaba alguno.
Un día de esos se oyó decir que había llegado un cunumicito desde la Argentina pues este era el hijo del otro jefe de la otra tribu, que se llamaba Tucán, quien por motivos de estudio se había ido allá desde muy niño, ahora llegó muy crecido era un cunumi alto, guapo de ojos claros, abundante cabello todo un príncipe.
Este jóven se dispuso a dar un recorrido junto a sus amigos por las calles de Montero, a cada paso que daba impresionaba bastante a las peladas del pueblo pero el ignoraba a todas, cuando de pronto… ella también se atrevió a poner sus ojos en el jóven.
Con esa mirada encantadora ambos se animaron a hablarse, entre risas y risas. La hora iba pasando, cuando acordaron ya era tarde, ambos se despidieron acordando que todas las tardes se encontrarían a la misma hora y en el mismo lugar.
Por algunos días se fueron conociendo mejor hasta que nació una relación a ocultas, pero esta noticia no se dejó esperar y corrió por todo el pueblo que se juntaban las tribus por esta relación, la noticia llegó a los oídos del padre de la jóven quien con toda su ira empezó a maldecir sin descanso, la maldición del jefe no tardó en llegar y a la media noche cuando la peladita dormía se convirtió en un ave negra de pico grande y con los colores de un arcoíris, esta ave se llamaría Tucán y el Colibrí posando en el arbusto donde la pareja solía encontrarse.