Segundo ejército auxiliar argentino
Segundo ejército Auxiliar argentino.- El heroico sacrificio de las mujeres de Cochabamba y la energía inquebrantable de ese pueblo que fue uno de los que más luchó por la independencia, provocaron el entusiasmo de toda la América. Un periódico de Buenos Aires hizo popular entonces esta frase que ha pasado a la historia: «La América será libre porque Cochabamba lo quiere».
Al llegar a Potosí, Goyeneche tuvo noticia de la aproximación de un segundo ejército auxiliar argentino, que venía en socorro de los derrotados de Guaqui y Sipe Sipe. Aunque el general contaba con fuerzas suficientes para afrontar la lucha, optó por retirarse hacia el norte y pidió al poco tiempo su separación del servicio.
La estrategia de Belgrano
Mientras Goyeneche se retiraba hacia el norte, el segundo ejército argentino, al mando del General D. Manuel Belgrano, avanzaba por el sud. Un ejército realista que, a órdenes del general Tristán, le había salido al encuentro, avanzando hasta Tucumán, fue vencido cerca de esta ciudad y se replegó hacia el norte. Alcanzado nuevamente en Salta por Belgrano, sufrió la más completa derrota.
Pero el general argentino, con el carácter noble que le distinguía, en vez de hacer prisioneros a los vencidos, impidiéndoles seguir la campaña, firmó una capitulación permitiéndoles la retirada con tres mil hombres, bajo promesa, que no fue cumplida, de no volver a tomar las armas contra la causa de la Patria.
Prosiguiendo su marcha hacia el norte, Belgrano se posesionó de Potosí, consagrándose a la organización de las provincias altoperuanas, que por el momento habían quedado libres de los ejércitos del rey.
El Revés en el Alto Perú
Desgraciadamente ese estado de cosas no duró por largo tiempo. El ejército derrotado en Salta, unido a las fuerzas que se organizaron en el Bajo Perú, volvió a ponerse sobre las armas, al mando del general español D. Joaquin de la Pezuela.
Dos derrotas consecutivas, sufridas en Vilcapugio y Ayouma, obligaron al ejército de Belgrano a replegarse otra vez hacia la Argentina (1813). Las poblaciones de charcas, de nuevo en poder de los españoles, fueron el teatro de nuevas represalias por parte de los vencedores. La emigración empezó a producirse hacia el sud, y los restos del ejército independiente se retiraron con dirección a Santa Cruz.
«La Batalla de Florida
El general Arenales, que había sido nombrado por Belgrano gobernador de Chuquisaca, marchó a reunirse con el coronel Ignacio Warnes, también nombrado gobernador de Santa Cruz. Pezuela comisionó entonces para batirlos al general Blanco, y después de una larga y penosa campaña, los beligerantes se avistaron en el lugar de Florida (algunas leguas al norte de la ciudad de Santa Cruz, actualmente provincia de Cordillera).
Ambos ejércitos pelearon con denuedo resultando vencedoras las fuerzas patriotas; el general realista perdió la vida en plena acción (25 de mayo de 1814).
La Resistencia Patriota
Pero estas victorias eran parciales. Un tercer ejército argentino que vino al mando del general Rondeau, fue fácilmente derrotado por los realistas, que contaban con tropas numerosas, aguerridas y organizadas convenientemente en el Bajo Perú.
Las persecuciones se tornaron más crueles y la guerra se caracterizó entonces por acciones aisladas, en las cuales los patriotas eran tan pronto derrotados como salían triunfantes para retirarse luego, ante la aproximación de fuerzas superiores. Así empezó la llamada «guerra de guerrillas».